viernes, 24 de febrero de 2012

Lo peor de la Facultad de Artes: que le falta pintura...


Si la sociedad tucumana tiene alguna opinión acerca de nuestra Facultad de Artes, en gran medida este artículo -tibio y tendencioso- de La Gaceta la expresa; no sólo los artículos, sino también los comentarios de los lectores. Hay preguntas que todos los que estudiamos, trabajan y somos parte de la Facultad de Artes debemos hacernos: ¿cómo nos ve nuestra propia sociedad? La tradicional mala imagen que se tiene de nuestra casa de estudios ¿es una mirada que representa realmente a la Facultad o es una construcción que fue realizada a través de años de malas políticas? ¿Hay responsables directos?

Personalmente, creo que la responsabilidad la compartimos desde el momento en que estudiamos allí, enseñamos o trabajamos para la misma, aunque sería interesante hacer una revisión histórica de las políticas y las decisiones tomadas durante décadas; quizás así podamos arribar a una conclusión que en algo colabore a cambiar esta imagen negativa que se tiene de nosotros, y proyectar hacia adelante para a largo plazo lograr ocupar otro lugar en la sociedad.


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Jueves, 16 de Febrero de 2012. La Gaceta



Pintar la Facultad de Artes es caro, pero necesario


Por la intersección de Chacabuco y Bolívar circula historia. Muchos desconocen que el edificio que alberga a la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán no fue pensado ni construído con un fin académico.

En 1894, precisamente el 19 de septiembre, fallecía Román Jiménez Román. En su testamento incluyó la donación de uno de sus bienes a la Sociedad de Beneficencia de la provincia. Se trataba del inmueble ubicado entre las calles Bolívar, Chacabuco y Rondeau, de 137,8 metros de frente por 60,7 de fondo. Gracias a una donación de 100.000 pesos de parte del Jockey Club de Buenos Aires, en 1916 el edificio se convirtió en la "Escuela Hogar de Obreras Jockey Club de Buenos Aires". Luego pasó a manos de las hermanas Adoratrices, y dejó de ser una institución educativa en 1926.

Con el paso del tiempo fue creciendo (por ejemplo, se hizo una capilla y un pabellón) hasta convertirse en un edificio ecléctico: por un lado está emparentado con la tradición funcional inglesa, por el techo de tejas y los paños de ladrillo; y por otro, con el modernismo catalán, por sus motivos ornamentales de la portada y las aberturas.

Según un trabajo preliminar, realizado en 2009 por Beatriz Cazzaniga, Silvia Rossi y Raimundo Rubio, antes de ser pintado el edificio debería ser reparado, ya que posee humedad ascendente y localizada, proliferación de agentes biológicos (líquenes y hongos), disgregación de revoque y los ladrillos -que en su momento estaban a la vista- presentan diferentes estado de erosión y pulverización. Otros problemas se han profundizado por varios factores, como la humedad y las condiciones climáticas de Tucumán.

El diagnóstico
"Hay que subsanar las causas que originaron esas patologías de la superficie de los muros. Se debe hacer un estudio más profundo, con cortes estratigráficos en la terminación de la superficie y las respectivas pruebas de laboratorio", destacó Cazzaniga. Resaltó también que el uso del color es fundamental para valorizar los elementos arquitectónicos del inmueble. Por esas razones resulta fundamentar volver a empezar para recuperar la imagen original de la construcción.

Para las actuales autoridades universitarias el inmueble, adquirido por la UNT en 1965, es parte importante de su historia. "El gran sueño, más allá de los proyectos que llevamos adelante, es pintar completamente el edificio de la Facultad. Pero no estamos en condiciones de hacerlo con nuestro presupuesto, que está destinado a los gastos de funcionamiento", explicó la decana, Raquel Pastor. Agregó que también hace falta un nuevo sistema de iluminación, y su respectiva reparación. "Siempre respetando el estilo", resaltó.

Ampliación
Claro que la Facultad no se quedó sólo con el antiguo edificio. Los nuevos sectores fueron agregándose desde que el Departamento de Artes, como se llamaba durante la gestión de Eugenio Flavio Virla, se instaló en el sector de las calles Chacabuco, Bolívar y Rondeau.

La última gran obra es el -por ahora- llamado "nuevo anexo". Según las autoridades de la Facultad debió haber estado listo en julio del año pasado. Los trabajos están a cargo del estudio de arquitectura Ahumada Ostengo.

"Se demoraron en entregarlo porque las licitaciones se hicieron tarde. Creemos que un sector estará prácticamente listo en marzo", confirmó a LA GACETA Silvia Agüero, la vicedecana. Se trata de un área de 3.000 metros cuadrados y contará con tres pisos con aulas especiales para talleres (aún no se ha definido qué carreras albergará), además de espacios comunes con corredores.

En enero las puertas de la Facultad estuvieron cerradas, pero por dentro las obras y refacciones no se interrumpieron. "Queremos empezar el año de la mejor manera -comentó la decana-. Con los fondos que manejamos pudimos arreglar los baños y pintamos muchos sectores, tanto en la sede central como en el Departamento de Artes Plásticas de Aguilares".

La única Maestría de Gestión en Museología del país
El año pasado se creó la primera Maestría de Gestión en Museología, la única de este tipo en el país. Aún debe hacerse la presentación formal ante el Consejo de la Facultad y luego en el Consejo Superior de la UNT. Los cursos, que se incluyen en la currícula de la carrera, ya se están dictando, pero en el segundo cuatrimestre se la presentará formalmente. Es un proyecto conjunto con la Facultad de Ciencias Naturales.








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Fuente: http://beta.lagaceta.com.ar/nota/477313/Educacion/Pintar-la-Facultad-de-Artes-es-caro-pero-necesario.html

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